¿Por qué hago lo que hago?, Cómo se crea una conducta.
Este no es otro escrito de los que te dicen que “Piensa y Se te Dará” o “Cree en ti y
lograrás todo lo que te propongas” o algún tipo de ensayo sobre “pensar positivamente”. En éste artículo
quiero platicarte sobre una pregunta que nos planteamos a menudo: ¿Por qué hago lo que hago? Aquí
abordaremos brevemente sobre cómo se crea una conducta, cómo se adhiere a
nuestro comportamiento diario y, sobretodo, cómo podemos modificarla cuando
vemos que nos está perjudicando en las acciones del día a día. Habiendo dicho
lo anterior, comencemos.
Imagina que frente a tus ojos tienes una enorme
ventana a través de la cual ves el exterior, el mundo. Esa ventana es tu
contacto con Tu realidad. Está conformada por tus experiencias pasadas,
tus juicios sobre el significado de las cosas, tus miedos, tus valores, tus ideas
y tus ideales. Son los ojos con los que ves el mundo. Todo lo que ves a través
de ella es un reflejo de tu interior. Es única para cada persona, y ninguna se
repite. Ciertos aspectos concuerdan entre varias ventanas pero nunca existen
dos iguales así como no existen dos personas totalmente idénticas.
Esa ventana es tu Sistema de Pensamientos. En él se agrupan tus juicios sobre la
realidad, tus distinciones entre lo que crees que está bien y que está mal, las
verdades que dan sentido a tus comportamientos y los reforzadores que te pueden
detener o impulsar a tomar acción. Parte de tu Sistema de Pensamientos se
conoce como Creencias. Las Creencias
son ideas por las cuales le damos significado a nuestra forma de ver el mundo e
interactuar con él. Es decir, Si creemos en “algo”, actuamos como si ese “algo”
fuera real.
Partiendo desde la premisa de que nuestras Creencias
nos impulsan a actuar y decidir, entonces todo lo que hagas, cualquier decisión que tomes y te lleve
a actuar de cierta forma, está basada en lo que crees. Desde el enfoque Cognitivo –
Conductual, nuestras conductas parten (en primer término) de los pensamientos. Entonces,
si queremos cambiar ciertas conductas negativas, será totalmente necesario revisar
y cambiar primero nuestra creencia en torno al pensamiento que la produce.
La salud emocional prevalece cuando llegamos a ser congruentes entre nuestras creencias y
nuestros actos. Por más que te propongas cambiar una conducta, si no existe un
cambio real y profundo en tus pensamientos, entrarás en un conflicto interno
nacido de la incongruencia entre lo que quieres y lo que crees, lo que te llevará
a recaer en viejos vicios y al final no lograr el objetivo propuesto causándote
culpa, frustración, enojo y tristeza.
Por ejemplo, si una de tus metas es bajar de peso,
pero mantienes la Creencia de que “Es demasiado difícil”, tal vez logres
mantenerte a dieta y ejercicio por algunas semanas; pero como tus Creencias
profundas son distintas, causarás un conflicto interno que te hará volver a tu
estilo de vida anterior y el cambio solo habrá sido pasajero. Una Creencia
Limitante no es más que un tipo de Error de Pensamiento y tiene solución. La verdadera transformación sucede cuando
realizas un cambio profundo en tus pensamientos y logres convertir
esa Creencia Limitante en una Fuerza Empoderante.
Si logras creer plenamente que la alimentación saludable es fácil, o que
tu problema trabajando con números solamente es debido a falta de práctica, tu
sistema de creencias comenzará a formular estrategias y posibilidades para
cumplir el Estado Deseado que
buscas. ¿Cómo? mediante alternativas, ideas y reforzadores conductuales que, en
caso de tomar acción, aumentarán las posibilidades para cumplir tu
objetivo.
Recuerda, solamente con cambiar tu Creencia no
realizarás ningún cambio. Es solo el primer paso (aunque sumamente importante) para formar
nuevas conductas que te impulsen a cumplir tus objetivos. ¿Qué sigue? Tomar acción. Esa nueva Creencia
necesita reforzarse, primeramente, mediante la repetición. Día tras día, hora
tras hora de práctica para que se convierta en lo que llamamos Hábitos.
Una nueva Creencia sin algún tipo de reforzador no
es más que una idea pasajera, un deseo fugaz. Una nueva Creencia reforzada por
la repetición se convierte en un Hábito que dará pauta a nuevas conductas. Entonces
no es cuestión de “Cree y se te dará”,
más bien es cuestión de: “Cree, toma
acción y repite hasta que lo logres”.
Aunque éste tema esté de moda en la actualidad, no
es nada nuevo. En la Antigua Grecia ya se conocía la importancia de los Hábitos
y su reforzamiento. Mencionaba el gran filósofo Aristóteles: “Somos lo que hacemos repetidamente. La
excelencia, entonces, no es un acto; es un hábito."
En resumen: Si crees que puedes, es La Verdad. Pero si crees que no
puedes, también es La Verdad. Ambas
son verdades, dos realidades, depende solamente de ti en cual quieras creer. ¿Cuál es tu elección?
Gamaliel Torrecillas Valenzuela
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